Hacia el extremo
de 1975, Clemente empezó a establecer el Orden de los Carmelitas de
la Santa Faz (O.C.S.F.) en obediencia a órdenes dados por
Nuestro Señor y la Virgen. El 1 de enero de 1976, Clemente, tomando
el nombre de Padre Fernando, y otros cuatro fueron ordenados
sacerdotes por Arzobispo Pedro-Martín Ngo-Dinh-Thuc
de Hue, Vietnam del Sur. El 11 de enero, el
Padre Fernando (Clemente Domínguez Gómez) y los otros cuatro fueron
consagrados Obispos por Arzobispo Ngo-Dinh-Thuc, de acuerdo con las
instrucciones de Nuestra Señora.
La invalidez del
Sacramento del Orden según el nuevo Rito confeccionado en 1968 en la
Iglesia Romana y los Órdenes Sagrados en particular, hizo imposible
creer que la Sucesión Apostólica continuaba en la Iglesia después de
esta fecha. El Episcopado válidamente consagrado, que proviene desde
el tiempo de los Apóstoles, se hubiera perdido irrecuperablemente
para el futuro, si no hubiera habido Consagraciones Episcopales
según el Rito antiguo en desacuerdo con la Curia de Roma. Sin
embargo, esto fue completamente esencial para la continuación de la
Iglesia, ya que no hay Misa o Sacramentos sin Sacerdotes, y los
Obispos y Sacerdotes ordenados y consagrados antes de 1968 morirían
con el tiempo inevitablemente. El cielo tenía que hacer algo para
conservar vivo ese sagrado e irreemplazable tesoro del EPISCOPADO
VÁLIDAMENTE CONSAGRADO.
Y lo hizo – en Palmar de Troya en 1976 – cuando Ngo-Dinh-Thuc vino y realizó las primeras Ordenaciones y Consagraciones. Mucha controversia rodeó el acontecimiento y fue seguido por una barrera de exageraciones y falsedades por parte de los medios de comunicación que pretendían disolver la verdad y confundir la opinión pública. Antonio Alonso, un periodista español, se entrevistó con Ngo-Dinh-Thuc y escribió después en su libro “El Enigma del Palmar” lo siguiente:
“El Arzobispo ex-vietnamés Pedro Ngo-Dinh-Thuc, él quién lleva la responsabilidad mayor por estos hechos, declaró que él no llegó casualmente a Sevilla como la prensa había informado, sino que estaba llevando a cabo órdenes directos recibidos del Santo Padre Pablo VI.”
La histeria manifestada por los medios de comunicación bajo el mando de los enemigos de la Iglesia, que se burló y desaprobó las acciones de Ngo-Dinh-Thuc, debería ser vista como una campaña de desinformación deliberada, enfurecidos como estaban ante su frustración y celo de terminar con el Sacerdocio católico.
Pedro Ngo-Dinh-Thuc, un miembro muy respetable de la Jerarquía durante los reinos del Papa Pío XI y Pío XII, era un testigo de la Fe perenne de la Iglesia durante los días de Pablo VI y después en el tiempo del Antipapa Juan Pablo II. Él era el instrumento por el que Nuestro Señor salvó el Episcopado y el Sacerdocio durante el periodo horrendo del aparente triunfo de los enemigos de Cristo sobre Su Iglesia, sufriendo gran persecución a causa de su acción heroica.
Los comunistas en Vietnam asesinaron muchos de su familia. Es poco conocido que cerca de su muerte fue secuestrado en los EE.UU. y encarcelado por clero Vietnamés sujeto a la Iglesia de Juan Pablo II. La palabra “encarcelado” no es una exageración, ya que durante el último año de su vida se encontraba detenido de incógnito, como tantas personas testificaron. Así murió Pedro Ngo-Dinh-Thuc. Su servicio a la Iglesia se mantiene vivo; y, ciertamente puede ser considerado como un co-mártir con el Papa Pablo VI.
Y lo hizo – en Palmar de Troya en 1976 – cuando Ngo-Dinh-Thuc vino y realizó las primeras Ordenaciones y Consagraciones. Mucha controversia rodeó el acontecimiento y fue seguido por una barrera de exageraciones y falsedades por parte de los medios de comunicación que pretendían disolver la verdad y confundir la opinión pública. Antonio Alonso, un periodista español, se entrevistó con Ngo-Dinh-Thuc y escribió después en su libro “El Enigma del Palmar” lo siguiente:
“El Arzobispo ex-vietnamés Pedro Ngo-Dinh-Thuc, él quién lleva la responsabilidad mayor por estos hechos, declaró que él no llegó casualmente a Sevilla como la prensa había informado, sino que estaba llevando a cabo órdenes directos recibidos del Santo Padre Pablo VI.”
La histeria manifestada por los medios de comunicación bajo el mando de los enemigos de la Iglesia, que se burló y desaprobó las acciones de Ngo-Dinh-Thuc, debería ser vista como una campaña de desinformación deliberada, enfurecidos como estaban ante su frustración y celo de terminar con el Sacerdocio católico.
Pedro Ngo-Dinh-Thuc, un miembro muy respetable de la Jerarquía durante los reinos del Papa Pío XI y Pío XII, era un testigo de la Fe perenne de la Iglesia durante los días de Pablo VI y después en el tiempo del Antipapa Juan Pablo II. Él era el instrumento por el que Nuestro Señor salvó el Episcopado y el Sacerdocio durante el periodo horrendo del aparente triunfo de los enemigos de Cristo sobre Su Iglesia, sufriendo gran persecución a causa de su acción heroica.
Los comunistas en Vietnam asesinaron muchos de su familia. Es poco conocido que cerca de su muerte fue secuestrado en los EE.UU. y encarcelado por clero Vietnamés sujeto a la Iglesia de Juan Pablo II. La palabra “encarcelado” no es una exageración, ya que durante el último año de su vida se encontraba detenido de incógnito, como tantas personas testificaron. Así murió Pedro Ngo-Dinh-Thuc. Su servicio a la Iglesia se mantiene vivo; y, ciertamente puede ser considerado como un co-mártir con el Papa Pablo VI.